Ha vuelto entre
oscuro ropaje
y estridentes
risas.
¡Es la locura de
mi corazón!
Hoy quiero darle
la bienvenida,
rendirle un
culto:
asir su trémula
mano de amor.
Mujer de hielo y
luna;
diosa terrible.
Duermo en tus
brazos mi muerte.
Y a la aurora de
tu rostro
siempre nuevo,
vacilo y
tiemblo, huyo de ti.
Hoy quiero darte
la bienvenida,
diosa-mujer,
¡locura ardiente
del corazón!
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