Una mirada viva
tropieza en
aguas,
contrita,
y grita llamas
de locura.
Arde el blanco
cielo
y las voces de
la vida;
me incendio
en gestos de
mañana.
La vista ara el
camino
crecido de
ignorancia
mientras los
sabios ladridos
de los canes
conciertan.
El paso trunco
persiste
orgulloso de sus
frutos.
Es de mañana
y las almas
viven
su esperanza.
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